Que yo fuera estrella de rock sería algo muy difícil, porque no se tocar ni la pandereta, no soy fachero como para vender discos por la foto de la tapa, y me falta cierta dosis de descontrol y sed de autodestrucción que diferencia a los rockstars del resto de nosotros, los simples mortales.
Pero como soñar es fácil y gratis, esta es una lista de algunas cosas que me gustaría tener el día que me toque ser un dios del rock.
En el escenario:
Muchas guitarras, solo para que esten ahí. Y si hay tiempo, para romperlas al final del concierto.
Mucha pirotecnia. Pero mucha, eh. Quiero que el volcán Puyehue se un poroto al lado de esto.
Una mascota copada, como el Eddie de Iron Maiden, para que le revolée cerveza a la gente y se cague a piñas con la banda.
En el camarín:
Botellas de whisky para reventar contra la pared antes de subir al escenario.
Gatorade y fruta fresca. Porque no todo es falopa y minas fáciles: también hay que hidratarse.
Falopa y minas fáciles, para que hidratarse sea una cuestión de vida o muerte.
En el colectivo de la gira:
Pistolas de aire comprimido para tirar bolas de pintura a la pasada.
Un asador en el techo, para hacer unas maruchitas o quemar evidencias, dependiendo de la ocasión.
Una cisterna de ferné enganchada atrás del colectivo, obviamente.
En la habitación del hotel:
Una ventana que dé hacia la calle, cosa de poder mostrar el culo a la gente que pasa por la calle.
Otra ventana que dé hacia la pileta, para hacer la gran Charly García (el sueño del pibe).
Muebles frágiles y livianitos, para poder romperlos a patadas, tirarlos por las ya mencionadas ventanas, o atornillarlos al techo, dependiendo del ánimo que tenga ese día.
''Ahora empezaremos por lo básico: tocar una guitarra en llamas con los dientes'' (Brian Setzer en los Simpsons)
No hay comentarios:
Publicar un comentario