Queridos amigos:
En esta ocasión quiero decir unas palabras en memoria de mi teléfono, desaparecido hace una semana. Su fallecimiento nos ha llenado de pena, pero tenemos que tratar de recordar los buenos momentos a su lado.
Fiel compañero, cómplice de andanzas y, porqué no decirlo, generador de algún que otro quilombo. Durante su larga vida de 6 años (son como 107 en años de celular) vivimos muchas cosas juntos y nos dejó con miles de recuerdos y anécdotas. Su figura, su voz y su resistencia nos hiceron reconocer que era cierto lo que decían nuestros viejos: ''las cosas ya no se hacen como antes''.
Muchos lo cuestionaron, lo discirminaron, e incluso hasta lo insultaron. Porque no sacaba fotos, porque no tenía bluetooth, porque era negrito y cabezón (dicen que las cosas se parecen al dueño), en fin, porque era MONOFÓNICO. Pero nunca me dejó a gamba. Siempre me acompañó, en las buenas, en las malas, en las peores. Y al final, hasta los más críticos han tenido que admitir que era único.
Hoy nos abandona, dejando atrás un cargador y muchos lindos recuerdos. Si bien las circunstancias que rodearon a su desaparición no están del todo claras, tenemos que pensar que todo sucede por alguna razón. Lo más importante es que él no sufrió, y que ahora estará siendo usado por Dios para mandarle mensajes a Messi y hacerle bromas por teléfono a Moe. En el paraíso, como quien dice.
Irrompible...
Inolvidable...
Irremplazable...
Monofónico: siempre estarás en nuestra memoria...
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